¿Has escuchado hablar alguna vez de las catacumbas de París?
A pesar de no contar con la fama y la popularidad de la Torre Eiffel, el Museo de Louvre o el Arco del Triunfo, las catacumbas de París son, sin duda alguna una de las grandes atracciones de la Ciudad de la luz. Si vas a visitar la capital francesa, no puedes perderte este paseo envuelto en misterio, que es tan inquietante como asombroso.
¿Por qué se hicieron las catacumbas?

Debajo de la ciudad existen laberintos, con innumerables túneles y cámaras (y no es un decir, nadie sabe a ciencia cierta cuantos son). Estos túneles supieron ser canteras desde la época romana que luego, tras varios hundimientos del suelo parisino, quedaron sepultados bajo la ciudad.
Esta es la explicación de los túneles, pero… ¿cómo se convirtieron en catacumbas?
Esta parte de la historia comienza en el s.XVIII, cuando los cementerios de la ciudad estaban tan abarrotados de muertos que se comenzaron a hacer entierros inadecuados, abriendo tumbas ya existentes y desenterrando viejos cadáveres para juntarlos con los nuevos.
Todo este mal manejo trajo acarreado graves problemas de salud, ya que los vecinos comenzaron a tener enfermedades infecciosas generadas por la putrefacción de los cuerpos y el nulo cuidado higiénico de los cementerios.
Se dice que la gota que derramó el vaso, fue el derrumbe de una pared de una casa lindera al cementerio, en el que no sólo cayeron escombros sino también decenas de cadáveres.
Como solución a este problema, se propuso trasladar todos los restos óseos hasta las viejas canteras. Los primeros huesos en ser trasladados fueron los que estaban en el cementerio más importante de la época: el Cementerio de los Santos Inocentes. Este traslado se dio entre los años 1785 y 1787 y se hicieron durante la noche, bajo rituales religiosos y sacerdotes cantando por los muertos. Con el pasar de los años la ciudad siguió vaciando cementerios y trasladando los huesos hasta estos túneles que ocupan hasta 800 hectáreas subterráneas.
Apertura al público

Finalmente, una parte de estas canteras convertidas en osarios fueron abiertas al público, y son las que hoy se conocen como las “Catacumbas de París”.
Esta apertura al público se dio en el año 1809, y fue tanta la curiosidad que generó (y que aún genera) que han visitado las catacumbas de París importantes personajes de la historia, como el rey Carlos X, el emperador de Austria François I y Napoleón III con su hijo, entre otros.
Durante la Segunda Guerra Mundial las catacumbas de París también tuvieron su protagonismo. La Resistencia Francesa utilizó los túneles y cámaras para organizarse, planificar las embestidas y esconderse de los ataques y/o espías enemigos.
Pero los nazis también sabían de la existencia de estos pasadizos, y en ellos construyeron bunkers de guerra. Debajo de la escuela secundaria Lycée Montaigne aún se pueden ver los restos.
¿Qué hay en las Catacumbas de París?

Huesos, claro, pero el osario no es lo único que verás en los túneles, ni encontrarás huesos tirados por el suelo mientras caminas.
Los huesos están organizados y dispuestos en una exhibición un tanto tétrica. Hay huesos de alrededor de seis millones de personas en los más de 300 kms de túneles, aunque los visitantes tienen acceso solo a una parte. Ninguno de estos huesos está identificado, por lo que puedes estar viendo el cráneo de un indigente como el de algún aristócrata rico.
Por las fechas y los cementerios implicados, algunos se atreven a sugerir nombres de personas que pueden estar allí enterradas: el pintor Simon Vouet, Salomon de Brosse que es el arquitecto que creó el Palacio de Luxemburgo en París, o Charles Perrault, conocido por escribir Caperucita Roja y Cenicienta, entre otros.
¿Sabías qué? La profundidad de las catacumbas es equivalente a un edificio de cinco pisos.
Además de los restos óseos, en las catacumbas de París podrás apreciar otras cosas interesantes, como los refuerzos del acueducto de Arcueil y las canteras subterráneas de las que se supo extraer piedra caliza en el pasado.
También podrás ver la llamada Galería de Port-Mahon, que consiste en una «maqueta» tallada en la roca de la fortaleza de Port Mahon (Menorca). Además podrás ver grafitis y/o pinturas realizadas por artistas y vándalos de la ciudad que disfrutan pintando bajo tierra.
Antes de entrar al osario te encontrarás con un cartel que dice: “Arrete, c’est ici l’empire de la mort”, que en español sería: “Alto, aquí está el Imperio de la Muerte”. Tenebroso, ¿verdad?
Lo que no sabemos de las Catacumbas

Como ya hemos contado, solo una parte de las catacumbas de París están abiertas al público. Pero, ¿qué hay en el resto de los túneles? Nadie lo sabe a ciencia cierta. No olvides que son alrededor de 300 km de túneles o, lo que es lo mismo, la distancia que separa a Madrid de Zaragoza.
Existen entradas “secretas” a través de alcantarillas por diferentes lugares de París, pero es ilegal ingresar por ellas.
En el año 2004, algunos policías franceses, haciendo ejercicios de entrenamiento, bajaron por un desagüe cerca de la Torre Eiffel hasta túneles que, hasta ese momento, eran desconocidos. Lo que encontraron allí iría mucho más allá de lo que cualquiera de ellos podría haber imaginado.
La primera sorpresa se la llevaron cuando, a 50 metros de profundidad, se encontraron con un cartel que decía “Sitio en construcción, sin acceso”. La segunda y más grande se dio algunos metros después, cuando se toparon con una sala de 400 metros cuadrados en la que funcionaba un cine clandestino, totalmente equipado con proyectores y una enorme pantalla, películas de rollo y sillas. En una cámara contigua a este cine, encontraron una habitación que funcionaba como restaurante y bar, con mesas, sillas y barra de bebidas.
Tras este descubrimiento, la policía volvió a los 3 días con operarios de una compañía de electricidad francesa con el fin de detectar de donde procedía el robo de electricidad. Al volver al lugar solo se encontraron con los cables cortados y un papel que tenía escrito “No intentéis encontrarnos”.
Se llegó a la conclusión de que ese cine, restaurante y bar había estado en funcionamiento desde hacía más de 10 años.
Así como sucedió con este grupo, se cree (y se sabe) que en las catacumbas de París tienen lugar reuniones políticas y de sociedades secretas y hasta las usan los ladrones para escapar de la policía o para esconderse tras un robo (tal vez recuerdes esa escena de Les Miserables, cuando Jean Valjean escapa con un Marius herido por los túneles de la ciudad rebosados de aguas cloacales)
Cataphiles, la sociedad secreta de las catacumbas
Antes de empezar a hablar sobre este tema, debes saber que esto es una teoría que circula desde hace algunos años, más precisamente desde 2004, cuando encontraron el mencionado cine.
Esta teoría indica que, básicamente, existe una especie de sociedad secreta, a la que llaman “Cataphiles” (apasionados por las catacumbas). Para ellos las catacumbas de París son un culto y se la pasan explorando todos sus rincones, trazando mapas y catalogando objetos. Todo esto, por supuesto, de forma clandestina.

Los cataphiles tienen sus propios códigos, como mantener en secreto la identidad “de arriba” (usan apodos entre ellos para que nadie sepa quién es quién), no confiar en nadie y no dejar ningún rastro de que estuvieron allí (todo lo que entra tiene que salir). Es casi como entrar al Club de la lucha, pero más fúnebre.
Si bien es ilegal ingresar en las catacumbas que no están abiertas al público, y menos aún sin guía, muchos jóvenes se arriesgan y se adentran en busca de lo que sea que puedan llegar a encontrar. La adrenalina, la curiosidad y lo desconocido… es realmente tentador. Incluso se dice que hay piscinas y que tienes que encontrar a la persona indicada para que te de la “llave de acceso”. Ingresan muchos artistas a dejar plasmado su arte en las paredes y también se organizan fiestas.
Pero claro, muchos de los que se han colado en las catacumbas de París no solo se han jugado algunos euros de multa, sino incluso su propia vida. Los laberintos que conforman las catacumbas no están diagramados ni señalizados de ninguna manera, por lo que perderse y no encontrar la salida es algo que ya ha pasado más de una vez. Se han llegado a encontrar adolescentes que pasaron cuatro días perdidos en los laberintos, totalmente ilesos, pero con síntomas de hipotermia.
Por 100 euros que pagas de multa, y el riesgo que lleva bajar a las catacumbas de París sin guía, mapa ni permiso, ¿vale la pena arriesgarse? Claramente, no.
¿Sabías qué? La superficie del osario es de 11.000 metros cuadrados.
Entradas a las Catacumbas de París
Si quieres visitar este cementerio tan particular, puedes hacerlo sin ningún inconveniente, ya que forma parte de la red de museos de la ciudad.
A las catacumbas de París pueden acceder un máximo de 200 personas al mismo tiempo. Al ser una atracción muy popular en París, las colas para comprar el boleto e ingresar pueden ser muy largas (en temporada alta se han registrado esperas de hasta 6 hs.).
Por este motivo, lo más recomendable es sacar los tickets online de manera anticipada, ya que ni siquiera existe el riesgo de que la visita pueda verse afectada por el clima, ni nada por el estilo. Consigue tu entrada anticipada con audioguía en español, alemán, inglés o francés visitando el siguiente enlace.
Información importante para tu visita
Entrada: 1 Avenue du Colonel Henri Rol-Tanguy.
Salida: Avenue 21bis René Coty.
143 224 763
Mar-Dom: 10:00-20:30 hs.
Último ingreso: 19:30 hs.
Lunes cerrado.
Avenue du Colonel Henri Rol-Tanguy, 1. 75014
Las catacumbas de París se encuentran a poca distancia de la estación de metro Denfert-Rochereau, a la que llegan las líneas 4 y 6, así como la línea B del RER. Ésta es también la estación donde termina el autobús del aeropuerto de Orly. Si prefieres viajar en bus, las líneas 38 y 68 también te dejan cerca.
De martes a domingo: de 10:00 a 20:30 horas (Último acceso a las 19:30).
Lunes: cerrado.
Consigue tu entrada anticipada con audioguía en español, alemán, inglés o francés visitando el siguiente enlace.
Puedes ver el mapa de las Catacumbas de París en este enlace, y darte cuenta por qué es tan fácil perderse.
El recorrido promedio dura 45 minutos
Se estima que hay más de 6 millones de huesos dentro de las catacumbas. Considerando los 209 huesos que tiene un cuerpo humano adulto, son alrededor de 29.100 cuerpos.

Consejos y avisos para tu visita a las Catacumbas de París
- La visita no se recomienda para personas con movilidad reducida, mujeres embarazadas, personas con insuficiencias cardíacas o respiratorias ni para niños menores de 10 años. Los menores de 14 años deben estar acompañados por un adulto.
- Las maletas o bolsos de gran tamaño están prohibidos por motivos de seguridad y conservación del osario. Puedes ingresar con mochila o bolso de un tamaño máximo de 40×30 cm, y la mochila deberás llevarla colgada hacia delante o en la mano.
- Es un circuito estrecho de entre 1.5 y 2 km de largo, en el que deberás subir y bajar algunas escaleras de caracol (131 escalones hacia abajo y 112 escalones hacia arriba).
- Antes de ingresar, haz una parada técnica. La caminata dura aproximadamente dos horas y debajo no hay baños.
- Adquiere la entrada con audioguía. La información que encontrarás escrita no será demasiada y estará en francés, por lo que si no hablas el idioma te enterarás de poco y nada. Con una audioguía podrás recorrer todas las catacumbas de París con la certeza de estar enterándote de todo lo que estás viendo y no simplemente pasar por delante de un montón de huesos.
- Reserva con tiempo. Si tu tiempo en París es limitado o simplemente no quieres perder medio día haciendo una fila larguísima, saca tu entrada de forma anticipada.
- Está prohibido el ingreso con comida y bebida. Aunque no es muy apetecible comer entre cadáveres, por las dudas, te avisamos.
Hasta aquí llega nuestro repaso por todo lo que debes saber sobre este apasionante y, todavía, poco conocido atractivo de la ciudad de la luz. Si no estabas segur@ de incluir esta visita en tus planes, seguramente ahora no tengas ninguna duda. Las catacumbas de París son definitivamente un lugar único que visitar, del que te llevarás un recuerdo imborrable. ¡No te las pierdas!
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